Se busca un faro
Se busca un faro que
tenga castañas,
calientes, tapadas y
con sal.
Que sepa el faro el
punto de sal que requiere la piedra que soy,
con poca falta y con
mucha blanquea.
Un faro al lado del
mar,
capaz de recibir y
acoger gaviotas
que traigan gritos,
mierda e hijos,
sepan volar sin dejar
huella
que se limpie.
La luz alta, única y
también limpia.
“Mirando al mar, soñé
que estabas junto a mí”.
Las sorpresas están
permitidas
joyas, otras aves o
coral:
como el pintalabios,
el colorete, los pendientes
y la ropa interior.
Cuando sople el
levante
y las olas rompan
bajo el acantilado
del faro
sepa templarlas,
que sea faro y sea
madre
de olas y temporales.
Para el calor que
disminuya la potencia
abra un par de
ventanas
deje correr la brisa
y haga frío para que
suba la luz
cierre las ventanas
y haga calor,
literal.
Sin farero, ni
inteligencia artificial,
prohibida la entrada
a menores
camas siempre secas
incluso cuando
llueva,
siempre secas y
blancas color sal
y que huelan a
suavizante y a tulipán o regaliz.
Cerradura para
entrar,
puerta de emergencia
para salir,
prohibido fumar.
Cuando la luz de la
luna entre por las ventanas,
grandes y siempre de
cara al mar,
que el blanco venza
al azul marino
propio del mar en la
noche
único de la costa.
No hay faros en
pantanos,
y de haberlos, no los
busco.
Busco un faro de mar,
con experiencia
en grandes
embarcaciones:
cruceros llenos de
gente,
cargueros llenos de
mercancía
petroleros con
interiores valiosos...
Una bañera cerca de
un ventanal
de cuerpo entero
para quitar problemas
con agua caliente,
jabón y el mar.
Si alguien conoce un
faro así
y no sabe que hacer
con él
farero desesperado
busca faro
abandonado.
Piedra blanca, caliza
y cimiento.